lunes, 21 de abril de 2014

“Me gustaría formar parte de la Constituyente”: Gabo

La siguiente entrevista fue hecha en abril de 1990 y, ante la partida del inmortal Gabriel García Márquez, decidí publicarla nuevamente en el periódico Q'hubo de Cúcuta y en el diario La Opinión, casa editorial para la que trabajo.

De la lectura de la entrevista hoy, 24 años después de haber sido hecha, le quedan a uno muchas inquietudes y nos pone a pensar qué es lo que ha pasado con el país en estas más de dos décadas, qué pudo haber faltado, y cómo han cambiado, o no, los problemas a los que hoy nos enfrentamos.

Y si queremos también verla desde el punto de vista periodístico, que es la esencia de este blog, los invito a que lean Venga le Cuento, en donde narré la manera como hicimos la entrevista.

Los dejo, entonces, con el pensamiento del maestro Gabriel García Márquez:

"Me gustaría formar parte de la Constituyente": Gabo

Elecciones de marzo fueron la rebelión del pueblo colombiano
Cada vez es menos posible diálogo para solucionar problema del narcoterrorismo
Extradición: el gran drama del país

Por Roberto Vargas y Mónica Puerta

Bogotá, Colprensa).- El Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, aseguró que le gustaría hacer parte de la Asamblea Nacional Constituyente y reveló que votará por primera vez en su vida para que esta se haga realidad.

García Márquez aseguró que el 11 de marzo (de 1990) Colombia no solo asistió a unas elecciones, sino que protagonizó una verdadera rebelión  y votó en contra de la clase política colombiana.

En reportaje exclusivo concedido a Colprensa, García Márquez hizo un análisis de las elecciones pasadas y realizó un balance optimista de la situación colombiana.

Dijo que desea ser uno de los integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente, ANC, y sostuvo que con ella, no se debe simplemente reformar la Carta Política, sino crear un nuevo Estado.

Explicó que desea participar en la Constituyente para ayudar a la creación de las bases culturales que debe tener el nuevo Estado y que lo haría no solo por un  deseo, sino porque es su deber.
García Márquez está plenamente seguro de que los grupos guerrilleros del país están dispuestos a llegar a la paz, porque “la voluntad de paz ha impregnado a todos los sectores del país”.

Sobre el narcoterrorismo, insistió en que siempre creyó en el diálogo como solución, pero que las cosas se han complicado tanto que ya no le parece posible.

Recordó que si se hubiera tomado ese camino desde la administración Betancur, se habrían evitado muchas víctimas.

Consideró que el presidente Barco, con quien se entrevisto durante la Semana Santa en Cartagena (en 1990), debió haberle “agarrado la palabra de inmediato” a los Extraditables cuando estos admitieron haber perdido la guerra y señaló que aunque el diálogo es cada vez menos posible, aún no es tiempo de emprenderlo.

Calificó la extradición de nacionales como el gran drama colombiano y como un acto indigno al cual se opone. Es –dijo- como si se mandara al hijo a que lo castiguen en la casa del vecino. 

LEJOS PERO PRESENTE

Pese a sus ausencias, García Márquez no ha estado alejado de lo que sucede en Colombia. Todos los días, cuenta, lo informan a través del fax sobre lo que ocurre en el país, y recibe llamadas de sus amigos.

Esto le representa un problema. En ocasiones, uno de sus “informantes” regulares de carácter privado, piensa que otra persona ya lo enteró de un hecho concreto y no lo llama. Lo mismo hace el otro, el otro y el otro. En fin, se les “cruzan los cables” y nadie lo llama.

Gabo tiene además la ventaja  de que puede acudir directamente a la fuente para amplia datos o conocer en detalle las situaciones.

El reencuentro de Gabo con el país es físico. En el último mes ha venido dos veces y la semana pasada empezó a organizar su apartamento en el norte de Bogotá que conoció hace apenas unos días.

Su penthouse en Bogotá tiene su propio refugio: el estudio, muy cómodo, hecho a su imagen y semejanza, bastante amplio y con vista sobre una extensa zona verde que, sin embargo, no ha podido disfrutar.

Allí se siente en casa, de nuevo. Cuando se marchó hace seis años, dejó toda una colección de vestidos y zapatos, como si tan solo hubiera ido a la vuelta de la esquina.

En su estudio privado, cómodamente arrellenado en un sillón de cuero y con los libretos de la novela ‘La María’, de Jorge Isaacs, descansando sobre la mesa de centro, empezó a hablar de su país, de Colombia.

LOS MOTIVOS DE MARZO

Se refirió a las elecciones del 11 de marzo (de 1990) y aseguró que en ellas, el país mismo dio las más iluminadas luces sobre lo que quiere y lo que rechaza.

Los colombianos se dieron cuenta de que no les gusta el país como está y que la responsabilidad es de la clase política, vieja y corrupta, a la cual hay que reemplazar por talentos jóvenes, aseveró.

“El país hay que dejárselo a los muchachos”, aseguró el Nobel, quien indicó que el primer paso que hay que dar hacia el futuro es cambiar las instituciones y por ello mismo la Asamblea Nacional Constituyente se levanta como la alternativa para un vuelco total del Estado.

El 11 de marzo, dijo, con la votación que tuvo la séptima papeleta y la cual “de una manera subversiva y positiva” impuso la Constituyente “logrando sacar millones de votos”.

Sostuvo que la votación constituyó una expresión contra la clase política representada en el Congreso y reafirmó, varias veces, que ahora se deben encontrar los mecanismos para ponerla en marcha.

Aseguró que por lo pronto, está convencido de que en ella no deben participar los congresistas, los cuales deben jubilarse o de lo contrario van a hacer la misma Constitución, ya que está comprobado que el Parlamento se resiste a cambiar las instituciones.

En sus recorridos por el mundo, García Márquez se ha encontrado con colombianos que se han convertido en los mejores en cada una de sus ramas. Esto lo lleva a concluir que en el Congreso colombiano y en general en la administración pública, no están las mentalidades más brillantes del país, que se encuentran en la empresa privada o en el exterior.

“El país está lleno de coroneles que no tienen quién les escriba”, aseguró.

Con ánimo optimista señaló que a Colombia no hay que hacerla de nuevo, partiendo de cero, sino quitarle lo malo. Lo que quedaría ya sería muy bueno, asunto en el que se diferencia de otros países latinoamericanos.

Explicó que a partir de esas cosas buenas que tiene Colombia, se debe construir un nuevo Estado, para que el país pueda finalmente volver a aquellas épocas en las que sus habitantes podían hacer sus fiestas de los viernes, sin el temor de no regresar a sus hogares.

BARCO TIENE LA PALABRA

Para la construcción de ese nuevo Estado se debe empezar a trabajar desde ya, fijando los mecanismos, sostuvo el escritor.

Es por ello que hace un llamado a los jóvenes promotores de la séptima papeleta, para que, si tienen ya ideada la manera de hacerlo, se pronuncien al respecto.

Señaló que se debe empezar por establecer incompatibilidades entre un congresista  y la condición de miembro de la ANC.

Para el Nobel colombiano, el presidente Barco es quien debe apresurarse a definir si permitirá que los colombianos voten “si o no” a la convocatoria de la Constituyente, el 27 de mayo, cuando se elegirá también nuevo Presidente.

Lo que es claro para Gabo es que las instituciones se deben cambiar, totalmente. Es decir, se debe hacer ese nuevo Estado, en el que se termine “con la clase política corrompida”.

Gabo se detiene un poco más a pensar cómo sería esa construcción de un nuevo Estado y es cuando afirma tajantemente: “Yo quiero participar en la Constituyente”.

Explicó que se integraría a ella para construir las bases culturales, entendiendo que la cultura es “el aprovechamiento social de la inteligencia humana” y lo comprende todo:  las artes, el modo de vivir, la cocina, el vestir, la vivienda, etc. Esa concepción, dijo, es la que debe tener el nuevo Estado.

Sugirió, igualmente, que los grupos guerrilleros participen en la Asamblea Constituyente. Con todos los años de guerra –explicó-, no ha podido cambiar nada. Participando en la Constituyente podrían hacer los cambios.

DESPENALIZACIÓN DE LA DROGA

Los problemas del narcotráfico y la guerrilla, para García Márquez, son secundarios en relación con los asuntos que tiene que resolver la Asanblea Nacional Constituyente.

De la misma manera, hace una distinción entre el narcotráfico y el narcoterrorismo.

El primero, dice, es un problema mundial y el enfoque que le dio al problema el presidente Barco en Londres es acertado, en el sentido de que el consumo es responsable de la situación que vive Colombia.

Entre tanto, el narcoterrorismo, es un problema de policía. “En mucho tiempo el diálogo fue posible y no se hizo. Hemos dejado que eso crezca. Ahora, el diálogo es cada vez menos posible”, dijo, señalando que aún no es tiempo de emprenderlo.

Gabo también hizo una diferenciación entre lo que es la legalización y la despenalización de la droga. Es cuestión de términos, aseguró, al tiempo que se mostró partidario de utilizar este último mecanismo.

La despenalización de la droga, aseguró, rompería de inmediato el mercado y no sería el negocio que es hoy.

LA GUERRILLA DIALOGARÁ

En su análisis, Gabo también lanza de repente una frase de total optimismo sobre otro de los problemas colombianos: la guerrilla. Es el tiempo de la solución, dice.

“Tengo razones para decirlo y conozco datos de que la tendencia del movimiento guerrillero es integrarse a las corrientes de la paz.  Todos lo están buscando”, aseveró el Nobel al referirse a la subversión en Colombia.

Tiene en cuenta en ello, igualmente, el hecho de que los grupos guerrilleros están en mala situación económica.

En lo que se refiere al M-19, asegura que ese grupo tomó conciencia, por lo que se acogió a ese diálogo.

Señaló que de esa toma de conciencia se dieron cuenta los colombianos y lo aceptaron, por el enorme deseo de paz del país y por la misma seriedad del M.19 en desarrollo de todo el proceso.

Gabo aseguró que en Colombia, en lo que se refiere a este grupo, no solo hubo perdón sino olvido.

Cuando se habla con el Nobel sobre Colombia, sorprende la cantidad de información que este tiene sobre el país. Tanto tiempo en el exterior, ya lo estaba haciendo ver lejano a su propia Patria. Sin embargo, la prueba de que no lo está es que habla de los problemas nacionales con la misma propiedad que lo haría quien estuviera radicado en nuestro territorio.

Twitter: @VargasGalvis