domingo, 17 de noviembre de 2013

¿Y de dónde salen las noticias?

La pregunta me la hizo recientemente mi hijo Esteban, quien a sus 16 años tiene alma de periodista, anda pendiente de las noticias que pueden hacer historia y vibra con cada una de ellas.

Y esa es la misma pregunta que le hacen a uno cuando va a dictar una charla en la facultad de periodismo de alguna universidad.

Una respuesta básica, elemental, podría ser: salen de las mismas fuentes informativas que lo buscan a uno para contárselas o a las que nosotros les hacemos seguimiento para saber qué es lo que están haciendo.

Un ejemplo: si un periodista debe estar atento a lo que pasa en la Presidencia de la República, todos los días debe estar llamando para ver cuál es la agenda del Presidente y qué actos de importancia va a adelantar el Gobierno: anuncios, firma de leyes o decretos, pronunciamientos, visitas, etc.

Pero eso es muy fácil de hacer. Es más: la propia Presidencia de la República tiene una Secretaría de Prensa que se encarga de informarle todas esas cosas a los periodistas sin necesidad de que estos estén llamando.

Y así puede suceder con infinidad de fuentes, como pueden ser los institutos descentralizados, los ministerios, los sectores económicos, las ligas del deporte, los canales de televisión y un larguísimo etcétera.

Pero, por hoy, tengamos en cuenta solo dos cosas: nuestra propia agenda y las redes sociales. 

Redes Sociales




Nunca como ahora, los periodistas la tuvimos tan fácil para conseguir información. Basta con hacerle seguimiento a personas y entidades a través de Twitter. Y basta con poner atención a lo que la gente del común está subiendo a las redes sociales, porque estas nos están dando las noticias de primera mano desde el mismo sitio en donde se están produciendo.

Cuando termina un partido de la Selección Colombia, basta con mirar las cuentas de Facebook y de Twitter de los jugadores y tendremos no solo sus espontáneas reacciones, sino también fotos de primera mano, tomadas por ellos mismos, en sitios a los que ni siquiera ha podido tener acceso un periodista (ver arriba tweets de James Rodríguez).

Este es solo un ejemplo. Después tendremos tiempo de ahondar más en este aspecto.

Nuestra propia agenda

El segundo punto es lo que llamamos ‘nuestra propia agenda’. Y aquí no podemos esperar que las fuentes nos hagan llegar las informaciones, porque se trata es de que nosotros mismos desarrollemos informaciones que a nosotros se nos ocurrieron y no aquellas que nos impongan las fuentes.

Un ejemplo: el Presidente va a inaugurar una hidroeléctrica. Y cuando el periodista va a cubrir eso, está trabajando de acuerdo con la agenda del mandatario.

Pero si el periodista investiga un poco más y encuentra, por ejemplo, que se está perdiendo generación de electricidad en el país, no deberá estar cubriendo el acto del Presidente, sino metido en otras fuentes, consultando analistas y comparando cifras que ha de conseguir por sí mismo, para sustentar lo que va a decir.

Mirar para otro lado

Pero, ya para terminar esta entrada, pienso que la mejor manera de trabajar nuestra propia agenda no está mirando hacia las grandes fuentes o hacia los grandes temas esperando que nos cuenten las cosas que a ellos les interesa contar.

Haga un ejercicio: mire ahora a su alrededor. ¿Ve a alguien? Pregúntese qué hace. Qué estará pensando en este momento. Por qué llegó hasta ahí. Qué sueños tendrá. ¿Tendrá angustias? ¿Necesitará ayuda?, ¿Cuál es su historia?

Verá entonces que a su lado puede tener un tema de su propia agenda. ¿Qué tal que usted se le acerque y le pregunte y resulte que es el hijo o la hija de un minero que entregó su vida a los socavones y hoy él o ella pueden ser alguien gracias a ese gran hombre? De ahí le podría salir un gran reportaje.

Ahora trasladémonos a otro sitio. Vamos a la calle. Pero no veamos hacia al frente o de vez en cuando hacia los lados como lo hacemos todos los días. Levantemos nuestra mirada y pongámosla a la altura de un segundo piso de una edificación. Miremos para ese otro lado. Y tal vez así vayamos descubriendo un mundo nuevo.

Tal vez así nos vayamos enterando, por ejemplo, de que en el segundo piso de aquella casa hay alguien que toca el violín (qué tal una entrevista con el o la violinista?). Que alguien dejó colgados unos zapatos entre los cables de la luz (¿qué tal seguirle los pasos a esos zapatos y encontrarnos con una superhistoria?)

De lo que se trata entonces es de mirar para otro lado. Y poder vivir y sentir la ciudad, a sus gentes y todo aquello que pasa alrededor, a nuestra propia manera y no a la que nos impongan los dueños del poder. Ese es un primer paso. Ya miraremos los demás.

¿Usted qué opina?

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